Hay veces que no queda de otra que dejar que se explote en la mitad de la cara, como cuando inflas-te un globo y te asustaste
¡Que se rompa todo! Comenzando desde adentro; La cabeza partida en dos, los brazos sosteniendo la tela que nos cubría; Mostrando ahora si, las tripas, los huesos rojos, la sangre
¡Que pena La sangre!
Lo que sucede cuando la cosa revienta es que una se asusta y tal vez llore, pero incluso antes de distinguir la grieta ya lo sentíamos, lo sabíamos; no fue para nada sorpresa, más bien se vuelve el peor “case scenario” así funcionan las cosas.
No más dimensiones paralelas, desconocidas, plausibles, mejores.
La verdad -SPLASH- en la cara con todo, quemazón y empapada ¡todo! En este preciso momento al tener la catástrofe de cerquita, recuerdo el complejo que contiene al tiempo y me quedo quieta: como un roble, como un toro, frunzo el ceño y me hago la seria. Mientras tanto, pido fuerza no para entender o evaluar opciones, fuerza de verdad, de la que tienen las piedras; Me agarro firme en esta corriente rápida y pienso
-¿Es este rió natural o artificial?
-Igualmente le tiré un par de monedas mientras cerraba los ojos y soñaba en infinito.
¡no lo digas, que después no se cumple!
Bogotá
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